Los reyes hablan poco de sí mismos, incluso por sí mismos. Casi todos sus discursos los escribe el Gobierno. Una de las excepciones es Nochebuena. El próximo jueves, Felipe VI se dirigirá a los españoles con un mensaje propio. Entrará en millones de hogares que han sufrido las consecuencias de la pandemia desde una casa (La Zarzuela) que tiene otros, pero no pocos problemas. Los escándalos de Juan Carlos I ―que le obligaron a poner miles de kilómetros de distancia con el país en el que reinó durante casi 40 años y a pagar 678.393 euros a Hacienda para evitar una causa judicial― han desgastado a una institución cuya primera misión es la ejemplaridad, como declaró el propio don Felipe en su proclamación, cuando era el escándalo del caso Nóos ―que llevó a su cuñado a prisión― el que erosionaba a la Corona. "Hoy más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren, y la ejemplaridad presida, nuestra vida púbica", subrayó entonces.